ERA TAN... QUE....
Era tan, pero tan jugador, que en su tumba en lugar de poner R.I.P. pusieron Game Over.
Era tan viejo, tan viejo que en lugar de tener espermatozoides tenia espermatosaurios.
Era una iglesia tan estrecha, que el Cristo en vez de estar crucificado estaba ahorcado.
Era tan vago, que iba a cazar caracoles, y se le escapaban de las manos.
Era tan petiso que le hacía ruedo a los calzoncillos.
Era tanta la mala la suerte de el hombre, que en la máquina tragamonedas le salieron tres limones y se ganó un exprimidor.
Era tan pequeño que se subia los calcetines y no veía.
Era tan borracho que murió y al incinerarlo ardió durante tres días.
Era tan petiso que en lugar de ser enano, era profundo.
Era tan gordo, que cuando tomaba un taxi, su ángel de la guarda tenía que viajar en otro.
Era tan pobre, que en lugar de sacar la basura, la entraba.
Era tan, pero tan petisa, que no podía usar tampones porque se pisaba el hilo.
Era tan estúpido, que en las olímpiadas ganó dos medallas de oro. Una por estúpido y la otra por si la perdía.
Era tan gordo, que el cinturón se lo ponía con un boomerang.
Era tan tonta, que pensaba que el sexo estaba entre quinto y séptimo.
Era tan petiso que iba por los cuarteles para que le griten : "¡alto!, ¡alto!".
Era tan alto, que cada vez que cagaba, los soretes gritaban : "¡Aaaaaaaaaaaaah!".
Era tan flaca, que cuando sacaba la lengua, se iba de cara.
Era tan flaca, que para hacer sombra tenía que pasar dos veces por el mismo lugar.
Era tan viejo, que conocía al Mar Muerto cuando todavía estaba enfermo.
Era muy flaco, tan flaco que un día metió los dedos en el enchufe y la electricidad erró la patada.
Era tan chiquito, que cuando murió, en lugar de ir al cielo se fue al techo.
Era tan bocón que para entrar en su automóvil, lo hacía de lado.
Era tan viejo, que tenía buen estado atlético, porque cuando nació se la pasaba saltando para no quemarse con la tierra caliente.
Era tan frígida, que cuando abría las piernas, se prendía un foquito.
Era tan viejo aquel pueblito, que los semáforos eran en blanco y negro.
Era tan chiquito que no le cabía la menor duda.
Era tan pequeño que la cabeza le olía a pata.
Era tan bajito que en lugar de bajito ya era hondo.
Era tan flaca que cuando se tomaba el café muy caliente se le calentaba la ropa.
Era tan gorda que era mas fácil saltarla que darle la vuelta.
Era tan tonto que para darse vuelta en la cama, se paraba.
Era tan tonto que en el día del padre, le regalaba flores al cura.
Era tan viejo, que cuando iba al colegio no había clases de historia.
Era tan chiquita, que en lugar de dar a luz, sacaba chispas.
Era tan gorda, que cuando se caía de la cama, se caía de los dos lados.
Era tan gorda, que cuando caminaba sentía que le aplaudían por detrás.
Era tan alto, que se tropezaba miércoles y caía viernes.
Era tan alto, que se tropezó en un pueblo y fue a caer a otro.
Era tan bajo el techo de una iglesia, que el cura en vez de decir "podéis sentaros" decía "Cuerpo a tierra".
Era tan delgada que se comió una lata de frijoles y parecía un rosario.
Era tan sensible a los ruidos, que a la noche escuchaba la radio apagada.
Era tan amarrete que envolvía los paquetes con el hilo de la conversación.
Era tan estúpida que cuando tenia que tomar la ruta 44, tomó la 22 dos veces.
Es tan estúpida que mira "Los 3 chiflados" y toma notas.
Es tan viejo que tiene jeroglíficos en su permiso de conducir.
Está tan gorda que cuando se sube a una balanza, esta le dice "continuará..."
Está tan gorda que en el Zoológico, los elefantes le tiraron maní.
Está tan gorda que cuando llevó su vestido a la lavandería, le dijeron "No lavamos cortinas"
Es tan viejo que cuando era joven, los arcoiris eran en blanco y negro.
Está tan gorda que se tuvo que poner el lápiz de labios con un rodillo de pintura.
Es tan estúpido que se sienta en la TV para ver el sofá.
Está tan gorda que sus medidas son 90-60-90, y el otro brazo mide exactamente lo mismo.
Es tan estúpida que murió antes que la policía llegara porque no encontró el boton "11" para marcar el 9-1-1.
Es tan estúpida que se encerró en un SuperMercado y se murió de hambre.
Es tan estúpido que compró una videocámara para grabar programas de cable.
Está tan gordo que cuando va a un restaurante, observa la carta y dice "OK".
Es tan viejo que su acta de nacimiento está en números romanos.
Es tan estúpido que si le dieras una moneda por su inteligencia recibirías cambio.
Es tan estúpido que cuando viaja en taxi, va parado.
Era tan feo que... vaya abajo y lea las "confesiones de un tipo feo".
CONFESIONES DE UN TIPO FEO
Yo era tan feo que, cuando nací, el médico preguntó donde estaba la cámara oculta. Era tan feo que, cuando nací, el doctor me tiró al aire y dijo: "si vuela es murciélago", y luego me tiró en el agua y dijo: "si nada, es cocodrilo". Era tan feo que cuando nací, el doctor me dio la cachetada en la cara. Luego fue a la sala de espera y le dijo a mi padre : "Hicimos lo que pudimos... pero nació vivo", y en lugar de felicitar a mi papá, lo golpeó. Era tan feo, que mi madre, cuando nací, no sabía si había sido un mal parto o una buena cagada. Incluso, mi mamá no sabía si quedarse conmigo o con la placenta. Como era prematuro me metieron en una incubadora... con vidrios polarizados. Era tan feo, que cuando nací no lloré yo ¡lloró el doctor, mi papá y mi mamá! Mi madre nunca me dió el pecho porque decía que sólo me quería como amigo, así que en vez de darme el pecho, me daba la espalda. Era tan feo que a los 3 meses aprendí a caminar, porque nadie me alzaba. Era tan feo que cuando era chico, me acariciaban con una rama. Era un niño tan feo, pero tan feo, que un día mi mamá me llevó de camping y en la noche, los coyotes prendieron fogatas para que no me acercara. Era tan feo que cuando jugaba al escondite nadie me buscaba. Nací tan feo que cuando era niño, por las noches, mi "angelito de la guarda" dormía en la habitación de al lado. Yo siempre fui muy peludo: a mi madre siempre le preguntaban: "Señora, a su hijo ¿lo parió o lo tejió?" Mi padre llevaba en su billetera la foto del niño que venía cuando la compró. Pronto me di cuenta que mis padres me odiaban, pues mis juguetes para la bañera eran un radio y un tostador eléctrico. Una vez me perdí, y le pregunté al policía si creía que íbamos a encontrar a mis padres; me contestó: "No lo sé; hay un montón de lugares donde se pudieron haber escondido". Era tan feo que me exhibían en una feria por teléfono. Era tan feo que cuando me despertaba, el sol se escondía. Era tan feo, que no podía dormir, porque cuando venía el sueño, lo espantaba. Era tan feo, que me dolía la cara. Era tan feo que los ratones me comieron el documento y dejaron la foto. Cuando fuí al zoológico los monos me tiraban galletitas. Mis padres tenían que atarme un trozo de carne al cuello para que el perro jugara conmigo. Cuando me secuestraron, los secuestradores mandaron un dedo mío a mis padres para pedir recompensa. Mi madre les contestó que quería mas pruebas. Tuve que trabajar desde chico. Trabajé en una veterinaria y la gente no paraba de preguntarme cuánto costaba yo. Un día llamó una chica a mi casa diciéndome: "Ven a mi casa que no hay nadie”. Cuando llegué no había nadie. Era tan feo que el psiquiatra me hacía acostar boca abajo. El psiquiatra me dijo un día que yo estaba loco. Yo le dije que quería escuchar una segunda opinión. "De acuerdo, además de loco es usted muy feo", me dijo. Una vez, cuando me iba a suicidar tirándome desde la terraza de un edificio de 50 pisos, mandaron a un cura a darme unas palabras de aliento. Sólo dijo: "En sus marcas, listos..." El último deseo de mi padre antes de morir era que me sentara en sus piernas. Lo habían condenado a la silla eléctrica... Era tan feo, pero tan feo, que cuando mandé mi foto por e-mail, el antivirus la detectó. Era tan feo que me miraban dos veces porque la primera no se lo creían. Era tan feo que convertí a Medusa en piedra. Encima, me echaban del tren fantasma porque "asustaba demasiado". Era tan feo que asustaba hasta los ciegos. Era tan feo que cuando me miraba en el espejo, el reflejo se hacía a un lado. Era tan feo que hacía llorar a las cebollas. Era tan feo que tiré un boomerang y éste no regresó nunca mas. Era tan feo que cuando iba al banco, apagaban las cámaras de seguridad. Era tan feo que cuando fui a la casa de los espantos... regresé con una solicitud de empleo. Sí, amigos, yo era tan feo, tan feo, que una vez me atropelló un auto... y quedé mejor. Y ahora soy, apenas... feo.